El Papa Francisco ha convocado el Sínodo de Obispos que tendrá lugar en Octubre de 2023. El tema elegido es: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». La novedad de este sínodo es el proceso indicado por el Papa, que desea la participación de todas las diócesis. Habrá, por tanto, una consulta con un cuestionario elaborado por la secretaría del Sínodo. Esta consulta y reflexión durará desde el próximo 17 de Octubre, fecha de inicio en cada diócesis, hasta el mes de Abril de 2022. Le seguirá después una etapa continental (de Septiembre de 2022 a Marzo de 2023), y concluirá en Roma con el sínodo de la Iglesia universal en Octubre de 2023. Como obispo diocesano, invito a todos los cristianos a participar en esta reflexión presinodal a través de los cauces que establezcamos en la diócesis, de los que se informará debidamente. Lo importante, según el Papa, es que todos caminemos juntos —eso significa la palabra «sínodo»— como Iglesia de Cristo. La Iglesia, decía san Agustín, es el Cristo total: cabeza y miembros. Y la sinodalidad, cuando es verdadera, es el fruto de la comunión que establece el Espíritu cuando nos une por el bautismo en la eucaristía. «En todos los bautizados —ha recordado el Papa— actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. El pueblo de Dios es santo por esta unción que lo hace infalibile “in credendo”. Esto significa que cuando cree no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El Espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la salvación». En razón de su pertenencia a la Iglesia, los cristianos poseen el «sentido sobrenatural de la fe», que les hace comprender y vivir las realidades divinas de modo connatural y, dejándose iluminar por el Espíritu, captan intuitivamente lo que está de acuerdo con la fe de la Iglesia y el Evangelio de Cristo. Los sínodos permiten activar este sentido sobrenatural de la fe y escucharnos pastores y fieles en orden a buscar los caminos más adecuados a la evangelización. Así lo ha hecho el Papa, mediante consultas, en los dos sínodos dedicados a la familia, y así quiere hacerlo ahora con este sínodo. Caminar juntos quiere decir que el camino es el mismo. No escoge cada uno su propia senda. Significa también vivir la comunión de fe, de culto y de gobierno, que garantiza el obispo en cada diócesis y el Papa en la Iglesia universal. Por eso los diversos niveles de la sinodalidad expuestos por el Papa reflejan la responsabilidad que cada bautizado tiene en la Iglesia y la necesidad de escucharse mutuamente cuando se tratan asuntos que afectan a todos. Por eso, el primer nivel del ejercicio de la sinodalidad se realiza en las diócesis. Este acontecimiento nos urge a todos a la oración para estar atentos a lo que el Espíritu quiere decirnos en este momento de nuestra historia. Nos urge también a vivir la comunión eclesial, que, a imagen de la Trinidad, nos permite profundizar en la fe bajo la guía del magisterio de los pastores. Este magisterio, sobre todo el del Papa, no limita la libertad sino garantiza la unidad, como dice Francisco, pues «él es el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles» (LG 23). Reitero mi invitación a participar en esta gran oportunidad que nos ofrece el Papa a sabiendas de que todo en la Iglesia contribuye para la mutua edificación y para que la evangelización alcance a todos aquellos que más necesiten encontrarse con Cristo y descubrir que él es el camino, la verdad y la vida. No nos faltará la luz del Espíritu ni la fuerza que posee la caridad que nos une. + César Franco Obispo de Segovia.